jueves, julio 12, 2007

Espejitos de colores digitales


*En este post es bueno aclarar que lo aquí escrito va con la mayor carga de subjetividad posible y no exento de una gran malintención. Todo esto potenciado porque no suelo escribir sobre éstos temas y, se sabe, uno es más mala leche todavía con lo que no sabe totalmente o desconoce de forma parcial

Hace unas semanas la revista cultural Ñ, de Clarín, sacó una edición sobre la serie “Lost” de televisión como tema de tapa. Ahí, muchos nos enteramos que éste programa despierta grandes pasiones en un público más o menos amplio en la Argentina y llamativamente bastante culto. O mejor para simplificarlo y que lo anterior no parezca un exceso: no estamos hablando de gente que se enfervorice con los programas de Marcelo Tinelli o que pierda el tiempo con las alternativas de Gran Hermano. Es muy raro entonces semejante embauque como el que aparentemente hay con Lost.
Repasemos entonces un poco lo que es Lost: un grupo de sobrevivientes de una tragedia aérea que debe convivir en una isla desierta. Bien. Ahora… ¿esto no lo vimos en alguna parte? ¿No parece una imitación o por lo menos algo muy parecido al infortunio que tuvieron los integrantes de un equipo de rugby uruguayo en medio de la cordillera de los andes allá por la década del 70 e inmortalizado en la pantalla grande con la filmación de “Viven”? ¿Qué hay de original?
Los fans de Lost, que a partir de ahora pedirán mi lapidación, esgrimen que lo interesante de la serie es el contenido “filosófico” del argumento. Para ésta cháchara los guionistas dieron un golpe maestro al llamar a algunos de los personajes con nombres de….filósofos!!!! Si, así encontramos por ejemplo a “Hume” y alguno que otro mas que ahora se me escapa.
Pero la defensa de los aguerridos y culturosos fans no queda en la cuestión de los nombres que sería algo muy superficial, dicen que lo verdaderamente filosófico está dado en las interacciones de los sobrevivientes y la oportuna toma de decisiones que dejan ver las tensiones que afronta un ser humano en la vida y en situaciones “límite” como ésta. Sin ningún tipo de conocimiento en la materia cabe preguntarse si sólo por eso es filosófico o, en todo caso, si lo es más que “Son de Fierro” o “Los Roldán”, por ejemplo. Y juro que no molesto más con la similitud con Viven.
La televisión es cada vez más cíclica, una serie toma la idea de una película o un programa la temática del otro y todo parece una eterna remake apenas maquillada y distribuida por nuestra también cíclica conducta esnob. Nada mal para las cuentas bancarias de los que nos siguen vendiendo espejitos de colores digitales.