sábado, noviembre 08, 2008

La culpa siempre es de ellas


Efectivamente, la culpa de todo parece ser de las mujeres. Esta semana, según cita el diario El Cronista, se conoció un estudio realizado por la Superintendencia de las AFJP (SAFJP) sobre las causas que llevaron a la gente a optar por el régimen de jubilaciones privadas allá por la década del 90. Sorpresivamente, según revela el estudio, una de las causas más influyentes fueron las curvas de las promotoras a la hora de convencer a los trabajadores sobre la conveniencia de la opción privada. “El físico de las promotoras, junto a las estrategias publicitarias más ingeniosas, pesaron más en las decisiones que la buena inversión de los ahorros previsionales. Parece una broma pero fue así”, admitió, secándose la baba también, un funcionario de la SAFJP a ese diario.
En el otro polo, y para que no se me empiecen a enojar y fugar lectoras, les cuento que un neurocientífico argentino de la Universidad de Leicester, Inglaterra, bautizó con el nombre de Jennifer Aniston a un tipo de neurona que se comprobó se "activa o dispara" cuando pacientes epilépticos ven una de sus fotos. "Mostramos varias imágenes de famosos, animales y lugares a pacientes que no responden a la medicación y que son candidatos a cirugía de epilepsia. Así comprobamos que un tipo de neurona respondía muy fuerte cuando le mostrábamos a determinado paciente la fotografía de la actriz para después no responder más a fotos de otras personas", le aclaró el científico a la agencia DPA mientras también secaba su propia baba.
Un machista amigo mío concluyó, atendiendo al primer caso, que no le sorprende lo de las promotoras porque las mujeres suelen quedarse con nuestros ahorros… Yo, sin embargo, atendiendo al segundo caso, pienso que no me sorprende que una mujer nos quite todos los males…

martes, noviembre 04, 2008

La velocidad del curro


La lapicera, el dulce de leche, el colectivo, el alfajor Guaymallén, el gol de Maradona a los ingleses y el curro. Todos inventos de nuestra prolífica capacidad argentina de generar cosas y, por qué no, de estar a la vanguardia. De todos estos aportes a la humanidad hoy quería repasar el que menciono en un último lugar (no sé sinceramente porqué le di ese lugar). El curro.
Decir que el curro no tiene límites en Argentina es señalar algo tan obvio como que este blog no lo lee nadie. Igualmente no deja de sorprender la inventiva y la capacidad de reacción de nuestra gente ante los nuevos tiempos que siempre son casi avasallantes. A menos de diez días de la estatización de las jubilaciones hoy frente a mi ventana amaneció un pasacalles con la leyenda: “AFJP. Reclamos. Tel. XXXX-XXXX”. Esto significa que ya hay un ejército de abogados y gestores esperando deseosos una avalancha de reclamos judiciales por la medida. Todo sea por rascar un mango de donde sea.
Brindo por la rapidez de estos buitres ventajeros y por nuestro ser nacional, si es que existe.

sábado, noviembre 01, 2008

Un mundo Sprite


La mañana del jueves era la mejor del año. El sol estaba con todas sus ganas de compartir en soledad su espacio con un cielo celeste tan limpio que seguramente se había bañado para la ocasión. Nada de nubes, sólo ellos dos. Sol y cielo. (tienen nombre de mujer, recién me avivo) Y a mi esa intimidad que se profesaban me ponía de buen humor, más allá del calorcito que empezaba a hacer.
El bienestar de cuerpo y alma no me duró mucho. A bordo de una moderna y silenciosa unidad de la línea 44, llegando a la esquina de San Martín y Trelles lo vi. Un tremendo cartel de publicidad de Sprite con una de esas frasecitas que por lo general me causan gracia (más en la voz de Lanata).
Pero en esta oportunidad me pareció de mal gusto.
El afiche mostraba a una flaquita muy flaquita y bastante bonita, caminando con gesto inocente y chocándose un cucurucho de helado de frutilla en la frente. Gesto típico que simboliza idiotez muy bien utilizado por estos genios de la publicidad. Al costado, un poco más atrás, como viéndola pasar, estaba un flaquito con otro cucurucho en la mano y su peor gesto de quedar pasmado ante el paso de esta linda bobalicona. La frase que titulaba la publicidad decía un brutal “NO TE IMPORTA LO DE ADENTRO”, con el consabido remate ya clásico de “Las cosas como son”.
Y si las cosas son así, realmente son una mierda, Sprite.
En el colectivo, frente a mí, justo cara a cara, viajaba una chica obesa. Ella leyó el cartel casi al mismo tiempo que yo y nuestras miradas se cruzaron dos segundos. Ella bajó la vista.
Yo bajé la guardia…
¿Es realmente necesaria esa publicidad? La frase intenta ser graciosa y pasa a ser hiriente. Seguramente alguno me dirá que me hago el moralista y que yo también puesto a elegir me quedaría con la bobalicona y no con la obesa. Y no es así. En primer lugar porque no creo que la elección sea necesariamente esa. Tal vez no elija a ninguna de las dos. Pero lo de adentro si me importa y, por suerte, como a muchos.
Lo que realmente me duele de esa publicidad es la canchereada del mensaje. Es legitimar descaradamente la frivolidad. Es sacarle culpa al que piensa así porque socialmente está aceptada la supremacía de lo físico por sobre cualquier otra cosa. Es decirle a esa chica obesa que no tiene presente. Que todos en el mundo somos una lacra y que por eso mismo no nos importa su adentro y menos su afuera. Es decirle que no sueñe con una recuperación porque igual no vale la pena.
Tal vez Coca Cola no haga más que ser coherente con su forma de ver el mundo y de simbolizar este sistema.