viernes, noviembre 27, 2009

Entierro TV


Me levanté esta mañana y, como en la mayoría de las que puedo disfrutar tranquilo y sin urgencias de compromisos, me entregué un rato a desayunar algo rico y a los encantos de la compañía de los canales de noticias...
La alegría me duró poco.
Si había un final previsible era éste.
TN, C5N, Crónica, América 24 y Canal 26 televisaban exactamente lo mismo, formando una especie de cadena nacional asfixiante. El noti-espectáculo de la mañana era la transmisión en vivo y en directo del entierro de Sandra Almirón, la maestra asesinada ayer en Derqui.
Aquí es donde se me ocurre pensar dos cosas: en primer lugar: nunca debió haber llegado a existir esto de canales de TV las 24 horas. Y en segunda instancia, ¿qué carajos de criterios periodísticos se están usando en TV? Lo sé. Una cosa desemboca en la otra.
Escuché atentamente al hermano de Almirón. Era una voz necesaria, claro. ¿PERO DONDE ESTABA LA NECESIDAD DE TRASMITIR EN DIRECTO DURANTE 30 MINUTOS Y POR 5 CANALES UN CORTEJO FÚNEBRE DE UNA PERSONA QUE NO ES PUBLICA? No había nada noticiable allí que valiera semejante tiempo. No había más declaraciones. No había más noticias. Se transmitió por un tiempo increíble en cadena nacional un desfile de coronas y de gente llorando, ¿PARA QUE?
Una respuesta es posible, que va más allá del simple morbo que a veces le gana la batalla al Periodismo. Es la obligación de llenar espacios las 24 hs. No hay nada para mostrar, mostremos algo, mostremos esto. Mostremos mierda.
Ahora que lo pienso, se me ocurre una idea genial. Voy a poner en el cable un canal de entierros y tanatología de 24 hs.

martes, noviembre 24, 2009

Dame fuego

Como artista, Sandro nunca fue de mi agrado. Es más, al estar escribiendo estas líneas no deja de sorprenderme el hecho de que sea, por lo menos, el motor de estas, mis palabras.
Sin embargo, debo reconocer que su caso –su trasplante- me encuentra más que interesado por estas horas. Detengo mi atención en los partes médicos y no deja de alegrarme su evolución.
Como contraste, me encuentro con gente a la que le molesta la exposición del caso y no son pocos los que desconfían –deporte argento- de la aparición de los órganos que finalmente le trasplantaron.
Mi análisis –o emoción- va un poco más allá. Lejos de molestarme la exposición del caso, la celebro. Como también celebro que se sume en estas horas la difusión de la gran evolución de Pilar Chávez, la chica de 19 años que el fin de semana pasado recibió su segundo trasplante de hígado. Los medios, en estos casos, están jugando una labor importante: difunden historias de vida. Difunden historias de trasplantes. Difunden, con sus intereses y errores, historias esperanzadoras y de conciencia.
Los que critican la exposición mediática interesada (lo hacen sólo porque es Sandro, esgrimen) tal vez tengan razón en ese punto, pero no deja de ser una mirada sesgada. Los medios siguen su lógica comercial, le dan una cobertura mayor al caso por tratarse de una personalidad pública.
Quienes reparan en esto, debieran analizar también que mucha otra gente(fans o no) han conocido detalles de la situación de la donación de órganos en la Argentina que tal vez no hubieran conocido de otra manera. Aquí se mostraron en detalle operativos, esperas interminables, agonías, cansancios, esperanzas, temores, mezquindades, altruismos… Y sumado al paralelo caso de Pilar hicieron esta semana un combo formador de conciencia muy interesante.
Aquí el fin, buscado o no, justificó a los medios.

viernes, octubre 16, 2009

Julia (I)


Julia me quebró cuando me preguntó ¿tienes hambre?, extendiéndome su mano con un sándwich que ya llevaba comido la mitad. Hacía instantes nada más el sol había caído a pedazos sobre todo el verde que hay al dejar atrás Burdeos. Los dos habíamos subido al micro una hora antes en ese remedo que hay como estación atrás de la Gare Saint Jean.
Yo ya la había visto, llegué antes que ella a la parada y era imposible que pasara desapercibida. Venía acompañada por seis o siete chicos más y los abrazos y los gritos hacían que los pocos que esperábamos giráramos la mirada hacia ellos. Julia no es alta. Y lo era aún menos al lado del pibe que parecía estar más atento que el resto a su despedida.
Aburrido como estaba y con el culo helado de estar sentado sobre un murito de cemento, se me ocurrió como entretenimiento modesto ponerles nacionalidades a Julia y sus amigos.
Una flaca con anteojos y ojos celestes, muy blanquita, que esperaba con un tipito también muy flaco me hicieron pensar que obviamente eran franceses. El era muy francés cuando le miré los pies, que iban sin medias con toda su blancura y venas azuladas metidos en un par de mocasines. Ellos parecían muy paternales con Julia, a pesar de que parecían parejos todos en cuanto a la edad. Había un negro también. Imaginé que era francés y que viajaba. La chica de calzas marrones y remera larga con la inscripción “I love my boy” era española. No me dejó adivinar nada porque cuando vio a Julia gritó con mucho acento andaluz un “que passsa guaaapa”. Su “boy”, por ende, también tenía altas posibilidades de ser español. Entre tanto, el chico que acompañaba a Julia parecía un robot y le llevaba por lo menos tres cabezas. Me sorprendió la rectitud de todos sus rasgos y la impotencia que irradiaba, pero que a la vez pretendía trasnmitir que tenía todo bajo control. ¿Sería el novio de Julia, o por lo menos algo asi?.
Julia hablaba español y las veces que intercalaba el francés lo hacía despacio y seguidamente miraba nerviosa la reacción de su interlocutor. Las palabras parecían ser más rápidas que su comprensión del idioma.
Minutos después finalmente llego el micro que venía de Paris. Partimos. Un rato más tarde, hablamos…

La noche que la matamos


* Por esas cosas accidentales de la vida mandé este texto hace unos meses a una selección de la Editorial Dunken. Vaya a saber que tendrían en la cabeza estos tipos que a pesar de todo lo eligieron para participar del libro de cuentos “Manos que cuentan”, publicado este año. A modo de autohomenaje, autobombo y demás autos, aquí lo reproduzco.

La noche que la matamos

Una noche inspirada de junio te lo propuse sin que te dieras cuenta. Llevaba meses mirándote e imaginando como sería estar cara a cara para ofrecerte ésto. Quería ser sutil para no asustarte, pero era demasiado trabajo para mis propios miedos.
Esa noche, menos mal, la suerte estuvo de mi lado y todo pasó muy rápido. De repente me encontré sobre tus ojos y aguantándote la mirada.
Semejante sociedad criminal merecía nacer así de intempestiva y al amparo de los primeros fríos del invierno. Las palabras, letra por letra, fluyeron como nunca y llegaron exactamente adonde yo quería que llegaran. Te convencieron, te gustaron y te halagaron. En ése orden. Sí, me dijiste de manera nada consciente, estabas lista para ayudarme a cargar con todo ese peso. Juntos, o, más bien con tu ayuda, yo estaba pronto para tomar el hacha y cortar con furia para matar de una vez a esa vieja hija de puta y castradora que es la palabra imposible. Palabra bastarda, sin identidad propia, parasitaria de otra mucho más humana y activa.
La amputación fue todo un éxito, nos dijimos con la mirada. La dividimos y sangró poco, porque ni ese fluido le corre por dentro a esa palabra de mierda. Nos reímos de todo y de todos. Lo festejamos mucho, pero sin saber que era un triunfo pasajero. Por un momento creímos, o me hiciste creer, que la misión estaba cumplida.
Unos minutos después, aún con la incredulidad en cada yema de mis dedos, te estaba recorriendo de norte a sur. Nos cominos los cuerpos para no dejar rastros: el tuyo, el mío y el de ella, letra por letra, con una copa de vino tinto. Esa noche, el mundo fue un lugar inigualable.

domingo, julio 05, 2009

Como llegué a Twitter


Llegué a Twitter luego de pasar por dos estados bastante antagónicos. Ahora hace dos meses que cuento con esta herramienta y su uso ya me despierta alguna que otra reflexión. Vamos por partes, hoy voy a contar como llegué hasta aquí.
Hace un tiempo bastante considerable me enteré de la existencia de twitter. El climax de conocimiento lo experimenté cuando los medios argentinos comenzaron a darle mucha pelota a la vida de Barack Obama. En ella, parece, entraba este utensillo. Hasta ese momento me generaba risa y me parecía más de lo mismo que abunda en la net: o sea un vomitadero electrónico para egocéntricos apasionados en revelar sus vidas a diestra y siniestra. Sólo la consigna de contar lo que estás haciendo en 140 caracteres me parecía hilarante y pelotuda en doble mano, para quien contaba y para quien leía eso.
Al segundo estado llegué pocos días antes de abrirme una cuenta. Leí por ahí que periodistas deportivos del diario La Nación cubrirían no sé que partido importante por este sistema. Entre ellos tipos como Gantman y Arcucci, que siempre es bueno prestarles atención. Ahí me picó el bichito y pensé que podía tener usos periodísticos muy interesantes y el concepto mismo de “microblogging” era alentador. Parecía un lugar no sólo dispuesto para experimentar el envío-recepción de noticias instantáneas sino también para “postear” ideas sueltas que, o no merecían mayor desarrollo en el blog, o podrían servir de engendro para artículos mayores. Por eso decidí entrar y ver que onda. Dos meses después estoy en condiciones de analizar que es Twitter, por lo menos para mi y por ahora. En otro post lo cuento.

viernes, enero 16, 2009

Más anitas y menos marías


Como si fuera hecho a propósito, esta semana las dos tenistas más lindas del mundo mostraron su verdadero carácter a la hora del amor. Hablo nada más ni nada menos que de dos hermosos minones como son la rusa María Sharapova y la serbia Ana Ivánovic. En ellas, tal vez, reconozcamos a todo el mundo femenino y ya verán porqué.

La rusa de los gemidos estridentes (en la cancha, claro) fue consultada en una entrevista sobre sus preferencias a la hora de elegir un hombre. Sincera a más no poder la rubia no se ruborizó al reconocer que le gustaban “los hombres con mucho dinero” .Y que esa condición determinaba en gran medida sus elecciones. Sharapova, por mucho que la abucheemos desde esta tribuna virtual, se lleva el premio a la honestidad. Blanqueó lo que para muchas es un verdadero dogma: billetera mata galán.

Anita Ivánovic, en cambio, explota muy bien el factor sorpresa. Se nos apareció entre las preferidas hace relativamente poco, cuando empezamos a notar sus triunfos y que quien los obtenía era una linda morocha. Es aún una cara nueva y que vino a romper con el monopolio rubio-ruso muy bien ostentado hasta ahora ,primero con Kurnikova y ahora con la interesada Sharapova. Y ssí de sorpresiva también fue su reacción cuando la semana pasada un ball boy le pidió casamiento en medio de un partido, sí, así como lo leen.

La chica de los balcanes, sonriente, le respondió como una reina: “Gracias,pero no, tal vez en un futuro”.

Y desde acá le pedimos al cielo más anitas y menos marías.

lunes, enero 05, 2009

La meta es que no haya meta


No quisiera, a cinco días de recién comenzado, pelearme con el 2009. No tengo nada personal en contra de este año/número, pero si con las molestias que ocasiona el principio de un nuevo año. Una de ellas, tal vez la peor, parece ser la obligación en que sumerge a las personas de “fijarse metas” a cumplir hasta el 31 de diciembre más cercano. Bien, desde este humilde espacio en el cyberespacio pego el grito ante tan arbitraria obligación. A la pregunta, generalmente bienintencionada, de “qué metas tenés para este año” mi respuesta sería algo así como: “no tengo ninguna en especial”. Y para el mismo interrogante, pero munido de un poquito de mala leche, mi respuesta es: “¿Dónde carajos esta escrito que uno deba plantearse metas obligado por una vuelta de página de almanaque, eh? Además pierde seriedad si ese almanaque, por ejemplo, es el que regalaba la semana pasada la fábrica de pastas de acá enfrente. Así cualquiera también le pierde respeto al tiempo.
A esta altura estarán pensando que esto no es más que un recurso histérico de alguien que no tiene metas y que se ve acorralado por la andanada social de gente con objetivos anuales, que por lo general tiene su punto de ebullición desde antes de navidad hasta ahora.
Pues no. De ninguna manera se esconde un conformista detrás de este teclado. Y somos muchos.
Es simplemente que las metas y los objetivos deberían estar siempre vivos y en constante búsqueda. Me suena un poco tonto tener que fijar su búsqueda a partir de un primero de enero o que estén circunscriptos, por ejemplo, a 2009.
Para finalizar les mando un abrazo a modo de saludo por las fiestas a todos aquellos que si se fijan metas para este período. Siempre es mejor alguien con motivaciones que sin ellas. Aunque el almanaque de la fábrica de pastas les maneje la vida.

¡Feliz Año Nuevo!