Teniendo en cuenta el post anterior, bien podría inaugurar en este blog alguna sección dedicada a estas rimbombantes construcciones políticas de ficticias uniones continentales. Y vean si no tengo material.
Contra lo civilizatorios que parecen éstos proyectos, nos encontramos con casos tan espeluznantes como el descubierto tímidamente en las últimas horas y que está siendo investigado por la prensa del viejo mundo. Cuentan que 27 inmigrantes africanos que intentaron accidentadamente cruzar el Mediterráneo estuvieron a la deriva colgados por más de 72 horas de la red pesquera de atún de un barco maltés que había sido auxiliado hacía pocas horas por otro de origen italiano. Lo más chocante de ésta historia es la obviedad de que nadie quiso rescatarlos, violando de esa manera no sólo los más básicos códigos marinos de alta mar sino también algo más simple, los de humanidad, aquellos que les arrancan brillantes discursos a Merkel, Blair y compañía. Ningún puerto, a tono, por supuesto, estuvo dispuesto tampoco a auxiliarlos.
Algunos medios ingleses y españoles están dando cuenta del caso, que ya parece no ser noticia, debido al incesante trajín “ilegal” que existe entre las “civilizadas” costas europeas y las hambrientas, enfermas y analfabetas costas africanas. Sin embargo aún no existen demasiadas precisiones sobre la cuestión, que rápidamente los guardianes de la burocracia prometieron investigar.
Al parecer, en el primer mundo sólo respiran los pasaportes.
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