
Me levanté esta mañana y, como en la mayoría de las que puedo disfrutar tranquilo y sin urgencias de compromisos, me entregué un rato a desayunar algo rico y a los encantos de la compañía de los canales de noticias...
La alegría me duró poco.
Si había un final previsible era éste.
TN, C5N, Crónica, América 24 y Canal 26 televisaban exactamente lo mismo, formando una especie de cadena nacional asfixiante. El noti-espectáculo de la mañana era la transmisión en vivo y en directo del entierro de Sandra Almirón, la maestra asesinada ayer en Derqui.
Aquí es donde se me ocurre pensar dos cosas: en primer lugar: nunca debió haber llegado a existir esto de canales de TV las 24 horas. Y en segunda instancia, ¿qué carajos de criterios periodísticos se están usando en TV? Lo sé. Una cosa desemboca en la otra.
Escuché atentamente al hermano de Almirón. Era una voz necesaria, claro. ¿PERO DONDE ESTABA LA NECESIDAD DE TRASMITIR EN DIRECTO DURANTE 30 MINUTOS Y POR 5 CANALES UN CORTEJO FÚNEBRE DE UNA PERSONA QUE NO ES PUBLICA? No había nada noticiable allí que valiera semejante tiempo. No había más declaraciones. No había más noticias. Se transmitió por un tiempo increíble en cadena nacional un desfile de coronas y de gente llorando, ¿PARA QUE?
Una respuesta es posible, que va más allá del simple morbo que a veces le gana la batalla al Periodismo. Es la obligación de llenar espacios las 24 hs. No hay nada para mostrar, mostremos algo, mostremos esto. Mostremos mierda.
Ahora que lo pienso, se me ocurre una idea genial. Voy a poner en el cable un canal de entierros y tanatología de 24 hs.