martes, julio 20, 2010

Ahora dicen que no festejan


Hay una nueva modita dando vueltas por los rincones virtuales y reales que frecuento y que parece prender en los últimos tiempos muy rápidamente en mucha gente que uno tiene cerca. Trataré, por ende, de sonar lo menos ofensivo que pueda con estas líneas a pesar de eso significar para mi un esfuerzo, casi un ejercicio zen y una muestra de tolerancia y voluntad de convivencia de las que yo mismo a veces, como ahora, me sorprendo.
Sin dar muchas más vueltas, hoy quiero dejar en evidencia a ese neo personaje que, un día como hoy, se vuelca abiertamente en contra del “dia del amigo”, por ejemplo. Y aquí también saco una bolsa bien grande donde meto a los que se declaran “indiferentes” a esta jornada o a cualquier otra festividad de esta calaña como el día del padre, de la madre, del niño o San Patricio. Excluyo a San Valentín, si (*)
Sin ampararme en la costumbre como virtud, no creo estar equivocado si digo que esto de “estar en contra” o “mostrarse indiferente” es un fenómeno relativamente nuevo. Desde que tengo uso de razón que veo gente –yo mismo- intercambiar saludos o juntarse en un día como hoy. Pero en los últimos años observo con mayor presencia el comentario despectivo hacia estas festividades.
Exceptuando a los discapacitados intelectuales que sin mayor argumento a todo dan como razón un “porque si”, la respuesta más extendida entre los no festejadores está relacionada con la imposición cultural del festejo en general (cuando no se conoce el origen preciso) o en particular por la imposición extranjerizante del mismo. (caso San Patricio, Halloween, etc) y/o lo masivo del evento. Y ser parte de lo masivo parece llevar inexorablemente al lugar común de “ser mersa”.
No puedo entender ninguna de estas pseudo rebeldías y diferenciaciones infantiles a menos que seas Lenin, Jesucristo o un asceta de la ideología.
Si lo que molesta a estos personajes es la “imposición cultural” deberían acompañarlo no festejando ni siquiera su propio cumpleaños. Mucho menos uno ajeno, sea de tu madre, hijo o perro. Tampoco reunirse ni saludar a nadie el 31 de diciembre y mucho menos regalar o abrir un regalo en Navidad. Todo esto también son imposiciones culturales aunque de diferente origen y arraigo.
En cambio si les parece comercial o extranjerizante, como mínimo deberían vivir en el campo sin luz eléctrica. No ver series de Sony ni películas de Hollywood o de Europa y mucho menos estudiar idiomas o, lo que es peor: no subir a tu léxico diario alguna muletilla en inglés, por ejemplo. Todo esto también son imposiciones comerciales o “extranjerizantes”.
Bueno, señor autor de La Ventanilla, ¿qué hacemos? ¿festejamos todo lo que nos cae de arriba? No. Propongo simplemente terminar con la comodidad discursiva y con la revolución desde el living de casa. Es mucho más fácil y cómodo volcarse contra el día del amigo que dejar de hacer o de ir a un cumpleaños. Decir que San Patricio o San Valentín son imposiciones que nada tienen que ver con nosotros mientras no nos perdemos capítulos de series o películas americanas.
Así, muchachos, no ser del vulgo es muy fácil.
Por mi lado, no voy a ser hoy más amigo de mis amigos que de costumbre. Pero si voy a aprovechar la excusa para cortar la semana y tomarme unas cervezas con ellos. Es un buen motivo para darse cuenta que estamos vivos.

(*)Excluyo a San Valentín porque lo considero una festividad que sólo sirve para premiar por un día la imaginación de aburridas parejas que encuentran en el 14 de febrero una excusa para hacer lo que no hacen durante los otros 364 días del año y estirar así, gracias a ese año tras año renovado punto de apoyo, monotonías infinitas.

Foto: "Melidio 617", de Renata Rolim. Flickr

1 comentario:

Anónimo dijo...

Petacular.. mandáte una chela por mí!!!

Juan . P